Negocios y bienestar empresarial: ¿Un cuento de Navidad?

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El inmortal cuento de Dickens recrea una reflexión sobre el pasado, presente y futuro, en su caso del Sr. Scrooge.  Cuando el avaro despierta de su pesadilla se convierte en un hombre generoso y amable, que celebra la Navidad y ayuda a quienes le rodean. Dickens extrapola lo peor de la naturaleza humana en su relato, y el mensaje final es tierno y vigente: no podemos enfocarnos en el dinero, sin pensarnos como parte de un ecosistema social donde la solidaridad debe ser la argamasa que permite que todo funcione, a pesar de las diferencias de oportunidad.

Por empezar, es importante aprovechar todas las posibilidades comerciales que ofrece la época navideña, seguramente la mejor del año en términos de negocios. Por otro lado, es básico mantener las buenas prácticas empresariales, para que la ambición no nos transforme en “Croogers”. El respeto al cliente, la formalidad de las ventas, el asesoramiento adecuado, el precio justo, y la flexibilidad posible en medios de pago, pueden hacer la diferencia.

Y algo que no es menor: en medio de tanto consumo, no olvidar que hay demasiados grupos vulnerables económicamente hablando, y necesitan de nuestra capacidad de colaboración social. La pobreza sistémica no es responsabilidad de los empresarios, sin embargo, ningún país saca adelante su economía sin una efectiva alianza público-privada, formal o no, lo que importa es el objetivo.

Y no se trata de regalar plata o productos. Ayudar a otros podría ser un indicador de éxito en las ventas, si uno puede acercar al público meta una oferta que incluya destinar una pequeña parte de las transacciones a una obra de bien: un hogar de niños abandonados, un hogar de ancianos, asociaciones de personas con discapacidad, asociaciones deportivas de pueblos pequeños… en fin, la necesidad es infinita, y por suerte, la solidaridad no tiene límites, y entre todos podemos hacer la diferencia.

La Navidad tiene ese toque mágico de los cuentos, y hasta las guerras han tenido su hora de “Alto el fuego” en esa fecha. La Navidad nos trae emociones, encuentros, reconciliaciones, “fantasmas de navidades pasadas”, familia, mesas sobrepobladas…. Y claro, también carbohidratos en exceso, es cierto, pero eso pasa, con disciplina y esfuerzo. Lo que no pasa fácilmente es la tristeza de los que dependen de la ayuda externa para cortar un pan dulce. Y cada uno de nosotros puede hacer la diferencia.

Hay un tema musical muy famoso que dice “La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena”. Hagamos un “puñadito” cada uno, y entre todos, la enorme duna donde todos disfrutemos el sol de la Navidad. ¡Feliz Navidad Familia Logosoft!

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Sobre mí

Soy Silvia Álvarez, amo escribir y estar al día con las noticias sobre emprendedurismo.

Tengo más de 30 años desarrollando negocios.

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