La marca y el buen nombre, no siempre son lo mismo, pero están muy relacionadas. No sabemos, ni necesitamos saberlo, quién es el máximo accionista de Coca Cola. Pero nos importa saber que Don Juan es el dueño de la “pulpe” del barrio. Y también nos importa que sea una persona de bien, y si nos cobra los productos con las cargas que corresponden, pues que pague sus servicios e impuestos, y no que esté colgado del poste robando energía eléctrica.
Tampoco sería bueno que venda barato los paquetes de tortillas, pero trate mal a sus colaboradores, que a menudo son familiares. También molesta que la vida de todos se encareció con el pago del IVA, y en la “pulpe” no nos dan tiquete… Por eso hay que esperar que nuestros proveedores habituales tengan buenas prácticas comerciales, que ellos se preocupen de “quedarnos bien”, pues las buenas prácticas hacen a la buena gente, y el buen nombre es el activo más valioso que puede tener un empresario. Si Ud. es buena gente, se lo reconocerán sus clientes y eso le traerá más clientes y más ventas. ¡El buen nombre hace una buena marca!