La estabilidad emocional de la familia está vinculada con el éxito en el trabajo de sus miembros mayores. Si no hay trabajo, es muy difícil sostener el equilibrio emocional. En general, cuando hablamos de familia hablamos de padres e hijos, pero también de responsabilidades, vencimientos, cuotas, cuentas por pagar, impuestos… Y sigue la lista.
Por eso es difícil separar el concepto de familia del de trabajo. Si pudiéramos pensar en la representación más común de la familia quizás imaginemos a la pareja de padres, con sus niños, y su graciosa mascota, como posando. Pero es solo una percepción. En la realidad, la relación con la situación laboral de sus miembros es determinante del equilibrio emocional familiar.
La ONU dice que 500 millones de personas no cobran lo suficiente para su manutención y la OIT pronostica que el número de desempleados aumentará 2,5 millones este año. Esto tendrá una gran repercusión en el ámbito familiar, pues puede desestabilizar las relaciones familiares perjudicándolas, afectando su confianza y seguridad.
La pérdida de empleo también produce una reducción de las relaciones sociales. Inevitablemente se pierde el contacto con aquellas personas que son imprescindibles para desarrollar nuestro trabajo. Además, el trabajo es un medio para relacionarnos y hacer grandes amistades. Por otro lado, las dificultades económicas disminuyen los contactos sociales, no hay tanta disponibilidad para realizar actividades recreativas que supongan un gasto. Claro que la familia estará afectada.
Por eso, no debemos perder de vista la importancia del trabajo y necesitamos actualizarnos constantemente para prevenir un futuro pródigo en oportunidades. En este mundo tan vertiginoso, el reto cotidiano es reinventarnos cada día para que lo básico, como nuestra familia, permanezca en el tiempo. Sostener la familia es un reto y enfocarse en el trabajo adecuado también.
Pregunta: ¿Sabe usted cuál es la tendencia laboral en el mundo para los próximos tres años? ¡A investigar se ha dicho!
Silvia Álvarez