Cultura es lo que construimos cada día.
No hay culturas buenas ni malas porque a las culturas las construyen los pueblos y en los pueblos hay gente de diversas culturas familiares y nacionales. Es como el rondón del Caribe en que los mariscos, verduras, leche de coco y algún pescado, hacen ese conjunto maravilloso de sabor insuperable y famoso. Cultura no es solo un baile típico, es mucho más que eso: es la forma en que se relaciona la gente, cómo se vincula con las necesidades de su comunidad, lo que come, cómo lo come, cómo lo cocina. Y cultura es la forma en que los pueblos tratan a sus grupos vulnerables. Porque Alemania fue una nación fuerte en la época de Hitler, pero alimentó una cultura miserable y condenable, basada en la discriminación y la represión: el nazismo. Y su versión española, la nación fuerte y despreciable del nacional-socialismo del Generalísimo Franco.
En Latinoamérica abunda la literatura libertaria, la estrofa fácil de un mundo nuevo y una supuesta unidad cultural, pero alberga a diversas culturas en su seno, tan diversas como las geografías que las contienen. ¿La herencia hispana es un común denominador de las culturas? Sí, claro, pero solo es parte de la cultura. ¿La lengua española nos une entre países? Sí, claro, es una parte importante de la cultura. Y hay muchas particularidades nacionales, como la música, el arte, la cocina… ¿Podemos decir que la cultura del maíz une a los pueblos latinos? Solo a algunos que han tenido al maíz como base de su economía, no es el caso de Argentina, Chile, y algunos otros.
La conquista española dejó una herencia de sangre y rencor, pero, ¿los pueblos latinos generados en los últimos 500 años han sido buenos vecinos? ¿Han tratado con respeto a los grupos vulnerables? ¿Han sido solidarios con los pueblos originarios, la base cultural de muchas naciones latinas? ¿La salud pública de nuestros pueblos latinos cubre la demanda de la población empobrecida? Cuando nos emocionamos por la posible unidad latinoamericana, ¿tenemos presente a Nicaragua, Venezuela, Cuba, con sus dictaduras y desequilibrios sociales?
Me pregunto si todas estas naciones latinas le dan la necesaria oportunidad a las personas con discapacidad, a los niños y a las generaciones mayores. Tantas preguntas y tan pocas respuestas y, a veces, incluso decepcionantes. Porque no es suficiente andar cantando la latinidad, hay que construir esa sociedad fuerte, basada en el respeto a los derechos humanos para lograr ese “hombre nuevo” que colonizó los versos de tantos poetas. Y la responsabilidad es mía, tuya, suya, de cada uno y de todos. Porque una sociedad equilibrada y justa se construye desde la responsabilidad personal y social, con la participación de todos los actores de nuestras naciones. Porque la libertad e independencia no se piden: se logran, se ganan, se conquistan.
En nuestra empresa hay costarricenses, nicaragüenses, argentinos, venezolanos y tengo vecinos de Honduras, Bélgica, Cuba… Maravilloso mundo total y diverso que nos amalgama en el crisol de la globalización. Lo importante no es dónde nacimos, sino cómo vivimos con el resto de la humanidad y con nuestro planeta, nuestro único hogar. Ojalá que las generaciones futuras nos recuerden como los de la cultura de los derechos humanos y de la sostenibilidad ambiental. Vamos por esa cultura, que nos honre como individuos, como familias, como pueblos, como humanidad.
¡Feliz día de las culturas, Latinoamérica y resto del mundo!
Silvia Álvarez