Al mal tiempo buena cara. Cuando las cosas van bien, se percibe como si el tiempo se detuviera, y todo fluye, maravillosamente.
Pero parece que todo lo que sube baja en algún momento, y entonces uno puede caer estrepitosamente golpeando el trasero con la cruda realidad. Y siempre hay alguien que te dice que no pierdas de vista el horizonte… Solo que en esos momentos sobreviene la pregunta: dónde estás horizonte? Pues se fue a dar por allá lejos, vaya a saber dónde.
Es el momento cuando procede la calma. La única manera de reencontrar el rumbo sorteando las dificultades, es tranquilizarse, analizar todos los factores posibles que condicionan el negocio, e identificar una oportunidad.
Sería más sencillo que el elenco estable del panteón griego se ponga de nuestra parte y genere una situación mágica que nos saque del pozo. Pero difícilmente Zeus hará la primera inversión. Por eso es fundamental sentarse con las personas de nuestro equipo de confianza, y escuchar y proponer ideas. Se sorprenderá de las cosas que se le ocurren a las personas que están comprometidas con el negocio.
Anímese y sorpréndase!